NUESTRO ALIADO ANTISEMITA

Nos guste o no a los ciudadanos españoles, resulta que Irán es un aliado de España. En la Alianza de Civilizaciones de Zapatero. Bien es verdad que con la representación del predecesor de Ahmadineyad, Mohamed Jatamí, un político menos extremista que el actual presidente, pero que ha practicado igualmente la represión en Irán, que discrimina a las mujeres, que apoya a grupos terroristas y que en ningún momento ha cuestionado el antisemitismo y las amenazas de su régimen contra Israel.


De ahí la incoherencia política de que nuestro embajador boicoteara el lunes el discurso de Ahmadineyad. Uno no puede coquetear con el régimen iraní desde hace varios años y hacerse luego el ofendido, cuando ese régimen muestra su auténtico rostro al mundo. El que Zapatero conocía perfectamente cuando fomentó la Alianza de Civilizaciones. Que se hizo, no hay que olvidarlo, contra Bush, Estados Unidos y la guerra al terrorismo. Y que asumió, con ese fin, el encuentro con regímenes como el iraní, situados en las antípodas de la democracia y de la igualdad defendidas por todos los países que se levantaron el lunes, durante el discurso de Ahmadineyad.


A no ser que el embajador español actuara por su cuenta, sin conocimiento del Gobierno, la pregunta que hay que hacer a Zapatero es a qué viene esta protesta repentina. Por qué aceptamos en la Alianza la equiparación de regímenes represivos, ultrareligiosos y antisemitas con las democracias occidentales, como si fueran todos igualmente responsables de la violencia fundamentalista y, sin embargo, nos escandalizamos en Ginebra.


Nunca hubo «guerra al Islam», como ha tergiversado Obama. Hubo, y él la continúa, guerra al terrorismo. Y hubo rechazo del fundamentalismo como el defendido por Ahmadineyad. Y contra todo eso construyó Zapatero su Alianza. Por lo que lo suyo, lo de Zapatero, era quedarse sentado en Ginebra, junto a su aliado.



EDURNE URIARTE


Fonte: ABC


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