Cuando un grupo de soldados irrumpe en una casa presidencial, se lleva al presidente y lo pone en un vuelo hacia el exilio, como sucedió en Honduras el domingo pasado, está claro que se ha dado un «golpe». Pero, a diferencia de la mayoría de los golpes en la tortuosa historia de América Latina, el depuesto presidente de Honduras, Manuel Zelaya, carga con la mayor responsabilidad por su derrocamiento.
Miembro de la rancia oligarquía a la que ahora condena, Zelaya llegó al cargo en 2006 como líder de uno de los dos partidos de centro-derecha que han dominado la política hondureña durante décadas. Sus propuestas electorales, su apoyo al Tratado de Libre Comercio entre Centroamérica y los Estados Unidos, y sus alianzas empresariales no hacían sospechar que a mitad de su mandato se convertiría en un travesti político.
De pronto, en 2007 se declaró socialista y comenzó a entablar lazos cercanos con Venezuela. En diciembre de ese año, incorporó a Honduras a Petrocaribe, un mecanismo pergeñado por Hugo Chávez para derrochar subsidios petroleros sobre los países latinoamericanos y caribeños a cambio de su servilismo político. Luego su gobierno se unió al ALBA, la respuesta de Venezuela al Área de Libre Comercio de las Américas, en teoría una alianza comercial pero en la práctica una conspiración política que procura expandir la dictadura populista al resto de América Latina.
El año pasado, siguiendo el guión escrito por Chávez en Venezuela y adoptado por Evo Morales en Bolivia y Rafael Correa en Ecuador, Zelaya anunció que celebraría un referendo para convocar a una asamblea constituyente a fin de modificar la Constitución que prohíbe su reelección. En los meses siguientes, todos los organismos jurisdiccionales -el Tribunal Supremo Electoral, la Corte Suprema, la Fiscalía, el «ombudsman» de los derechos humanos- declararon que el referendo era inconstitucional. Según los artículos 5, 373 y 374 de la Constitución, los límites al mandato presidencial no pueden ser modificados bajo ninguna circunstancia, solamente el Congreso puede hacer enmiendas a la Constitución y las instituciones políticas no están sujetas a consulta popular. Desafiando las disposiciones judiciales, Zelaya persistió. Rodeado de una turba, irrumpió en las instalaciones militares donde se conservaban las papeletas, ordenó su distribución. Zelaya se había puesto al margen de la ley, y el Congreso inició un juicio político para destituirlo.
Este es el contexto en el que las Fuerzas Armadas, en una movida poco atinada que convirtió en golpe de Estado un mecanismo perfectamente legal para frenar a Zelaya, expulsaron al presidente. El hecho de que el procedimiento constitucional fuera luego cumplido al designar el Congreso al jefe del Poder Legislativo, Roberto Micheletti, como presidente interino, y que se confirmaran los comicios fijados para noviembre, no quita la mancha de ilegitimidad que afecta al nuevo gobierno. Este factor ha desarmado a los críticos de Zelaya en la comunidad internacional frente a la bien coordinada campaña que orquesta Chávez para reinstaurarlo en el cargo.
Dicho esto, la respuesta internacional, que intenta reponer a Zelaya sin mencionar en absoluto sus actos ilegales ni ponerle la condición de respetar la Constitución, ha sido sumamente inadecuada. La Organización de Estados Americanos, conducida por José Miguel Insulza, de quien me precio de ser amigo, ha actuado como un verdadero perro faldero de Venezuela.
La crisis de Honduras debería atraer la atención del mundo hacia esta verdad respecto de la América Latina actual: que la amenaza más grave a la libertad proviene de populistas electos que procuran destruir las instituciones del estado de derecho a partir de sus caprichos megalómanos. Dado ese escenario, la respuesta a la crisis de Honduras ha minado la posición de quienes tratan de impedir que el populismo retrotraiga a la región a épocas infaustas, en las que había que escoger entre revoluciones izquierdistas o dictaduras militares.
ÁLVARO VARGAS LLOSA
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Não deveria ser preciso insistir
Em vez de apelar à ausência de Sanedrim –facto que não impediu que os rabinos medievais executassem aos judeus criminais- podemos conceder que os sacerdotes elaboravam normas severas para fortalecer a moralidade, normas que raramente se levavam à prática ante a impossibilidade de demonstrar o crime. Em vez de interpretar o castigo ritual como uma privação na outra vida –para além da clara referência à execução temporal em Levítico 20:17 […serão extirpados aos olhos dos filhos do seu povo]- deveríamos perguntar-nos honestamente se o corpus delicti é de orige divina ou sacerdotal. Este enfoque nada tem a ver com o Reformismo –essa doutrina nihilista que reduz o Judaísmo a uma ética gentil. Devemos ser honestos com a religião. Aquilo que é claramente impossível, para além do muito que nos empenhemos, não pode ser de orige divina.
O relato do nascimento de Samson confirma que os sacrifícios fóra do Templo eram habituais, dado que Manoah não teve reparos em sacrificar a sugerência dum estrangeiro, do que ele não sabia que era um anjo. A Estela de Mesha fala do saqueo aos “vasalos de Yahvé” em Nebo, o que também redunda na existência de santuários fóra do Templo. A oração centralizada no Templo não pode ter uma base real: os judeus de Israel e Galilea não podiam estar viajando a Jerusalém constantemente para a purificação ritual e as festividades. Já o Primeiro Templo carecia da Arca, de Urim e de Tummim, e o Segundo Templo de todos os objectos sagrados. O Templo é a instituição política mais importante da nação judea. Não deveríamos agardar que um Templo idealizado desça dos céus, senão edificá-lo agora no Monte do Templo.
Os haredim são as melhores das pessoas, e em nenhuma parte de Israel sinto-me mais em casa que no bairro de Mea Shearim. A profundidade espiritual, ética e moral da maioria dos rabinos não têm ponto de comparação. A sua devoção à Torá, que estudam desde a mais absoluta pobreza e com a mais extrema adicação, é realmente digna de elógio. Mas a questão essencial é se o seu judaísmo é verdadeiro. Devem os judeus ser agradáveis? Estudosos entregados à Torá? Ou devemos levar uma intensa vida nacional com estudos seculares, trabalhos seculares, e guerras? A Bíblia não dá nenhum indício de que D’us queira que os judeus levem uma vida monástica. Tem-se-nos ordeado repetidamente, mais bem, que nos assentemos na nossa terra, a trabalhemos, e que combatamos por ela.
Sem dúvida, não temos eleição: os religiosos judeus emprenderam o assentamento massivo na nossa terra décadas antes de que o figessem os sionistas, e os árabes combateram reiteradamente contra as comunidades religiosas judeas, nas que não havia nem rasto de sionismo ou aspirações estatais. A submisão ao resto das nações é uma profanação do nome de D’us, e negociar com os inimigos que reclamam a terra que nos foi prometida testemunha o nosso desprezo pelas promesas de D’us. Ele fez as suas miragres em 1947 e 1967, mas os judeus negam-se a fazer a parte que lhes corresponde do trabalho.
OBADIAH SHOHER
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Soldados das IDF dispararam a uma mulher palestiniana nas pernas tras negar-se a parar mentres se dirigia face eles portando uma pistola –que depois resultou ser de joguete.
A provocação amosa que os palestinianos estám crescidos e sabem que os soldados israelis, submetidos às ordes dum punhado de pacifistas enlouquecidos, não dispararão contra uma mulher árabe.
O incidente teve lugar perto de Jericó, o mesmo cenário onde o nosso herói nacional, Josué ben Nun, exterminou a todos os nossos inimigos que residiam ali.
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Falando ante a Associação da Advogacia Israeli, o Ministro de Construcção, Ariel Atias (Shas), rechazou a possibilidade da coexistência de árabes e judeus
Uma vez que a educação de signo esquerdista esmagou o espírito pioneiro dos seculares judeus, os haredim são o único grupo que segue promovendo o assentamento nas fronteiras internas de Israel. Em conseqüência, Atias é partidário do assentamento haredi na Galilea e Wadi Ara para pôr fim à proliferação de construcções árabes ilegais.
As construcções árabes são ilegais, não tanto por não terem recebido os permisos necessários, senão porque a Torá proíbe que os inimigos dos judeus habitem na Terra Prometida.
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Se denominas Yehuda e Shomron ao “West Bank” es um sionista.
Daquela, se denominas a Jordânia “East Bank”, quem es?
Resposta: Um palestiniano com planos para o futuro.
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Al manifestarse sobre Ajmadineyad por su violenta represión que dejó más de 200 muertos, Barack Obama expresó que: “no puede intervenir en la política interna de la soberana república de Irán”. Una semana después dijo que estaba “horrorizado e indignado”. Tremendas palabras para Ajmadineyad que debe haber sollozado acongojadamente al haberlas escuchado.
Para definir qué hacer con Corea del Norte que tiene planeado probar un misil de largo alcance apuntando a Hawái el cuatro de Julio, uniéndose a la celebración del aniversario patrio de los Estados Unidos, dijo que “ es un asunto de grave preocupación… no encontrará la aprobación internacional”. ¡Eso se llama severidad!
Kim Jong Il está devastado. Seguramente va a congelar su programa nuclear.
Para oponerse a la destitución constitucional de Manuel Zelaya en Honduras, que quiere quedarse en el poder eternamente, no durmió de nervios y, temprano, apenas llegaron los periodistas a la Casa Blanca, hizo declaraciones contundentes, negando su reconocimiento a Roberto Micheletti, alineándose con Chávez, Castro, Ortega, Insulza y el resto de los vividores del presupuesto venezolano.
La Constitución Política de Honduras dice: ARTICULO 239.- El ciudadano que haya desempeñado la titularidad del Poder Ejecutivo no podrá ser Presidente o Designado. El que quebrante esta disposición o proponga su reforma, así como aquellos que lo apoyen directa o indirectamente, cesarán de inmediato en el desempeño de sus respectivos cargos, y quedarán inhabilitados por diez años para el ejercicio de toda función pública.
Al presidente norteamericano ese detalle legal no parece incumbirle. Él quiere a los bolivarianos en el poder. ¿Cómo se explica eso?
La respuesta es muy simple. Obama es un ultra izquierdista de tendencia marxista, como demostró consuetudinariamente mientras fue senador. Su proyecto consiste en llevar a los Estados Unidos y el mundo al socialismo tradicional, conservador, totalitario y represivo.
Además de marxista es musulmán y hará todo lo que encuentre a su alcance para promover la Yijad o Guerra Santa. De ahí que no objete a Ajmadineyad ni a Chávez que son los promotores de la islamización en Latinoamérica. También concuerda en todo con el Rey de Arabia Saudita, el otro gran yijadista y financista de la construcción de las mezquitas que van cundiendo en el cono sur.
Lo que está sucediendo con Honduras es la señal de alerta a la que tenemos que estar atentos cuando se normalicen las relaciones entre Venezuela, Bolivia y los Estados Unidos. Con Venezuela ya decidieron intercambiar embajadores. Seguramente Obama ya terminó de leer el libro de Galeano que le regaló Chávez, y debe haber confirmado definitivamente que son de la misma secta.
Con Bolivia la situación es más peliaguda, porque Morales quiere continuar con la producción irrestricta de cocaína que está enriqueciendo a su gobierno y partidarios. Si vuelven los norteamericanos van a matar la gallina de los huevos de oro.
El tema de la droga excede la avenencia política que Obama tiene con el régimen socialista. Por más que le encante ver al “primer presidente indígena en el poder”, con quien se identifica plenamente, por ser él, “el primer mulato que llega a la Casa Blanca”. El asunto del narcotráfico involucra demasiados problemas para su sociedad que es la mayor consumidora de cocaína del mundo.
Sin embargo, es probable que después de esta demostración de solidaridad con Zelaya, Morales y Obama se reconcilien, y de a poco vayan normalizando su amistad. Para entonces el boliviano estará entre los hombres más ricos.
Cuando Estados Unidos y Cuba están del mismo bando, algo muy peligroso está sucediendo contra la libertad de los pueblos. No se necesitan señales adicionales para comprender la magnitud del aprieto en el que se encuentra América Latina. Si en las próximas horas o días Washington no se retracta de su apoyo a Zelaya que se unió al círculo de los déspotas neocomunistas, los latinoamericanos estaremos hundidos en el más profundo pozo de nuestra historia.
JOSÉ BRECHNER
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A amaça nuclear iraniana não foi questionada em momento algum da sua recente campanha eleitoral, mas tras a trifulca post-eleitoral houvo quem quixo ver a possibilidade duma espécie de câmbio de régime. Algo que semelha afastado num futuro próximo ou, quando menos, antes de que Iran remate de apontalar a sua capazidade de desenvolver armas nucleares.
Em conseqüência, a falha de opções mais plausíveis, a lógica dum ataque preventivo israeli faz-se inexorável. Israel avanza nessa direcção, embora não o faga o Presidente Obama.
Este segue empenhado no “co promisso” (um termo particularmente evocador nas circunstâncias actuais) com o vigente régime de Iran. O passado joves, o Departamento de Estado confirmou que a sua Secretária, Hilary Clinton, falou com os seus homólogos russo e chinês sobre as possibilidades de “voltar sentar a Iran na mesa de negociações arredor dos assuntos que preocupam à comunidade internacional”. Esse é precisamente o ponto de vista do Ministros de AAEE russo, Sergei Lavrov, tal como o reflexou no comunicado do G-8 ao dia seguinte do seu cúmio. O senador John Kerry acredita que os sucessos “desagradáveis” ocorridos tras as recentes eleições retrasarão a continuação das conversas apenas umas semanas.
Fontes da Administração Obama opinam (de modo anônimo) que Iran está mais impacente por negociar que antes das eleições a fim de lograr “aceitação” por parte da comunidade internacional. Algumas filtrações indicam que as negociações deveriam dar os seus frutos coincidindo com a apertura da Assembleia Geral da ONU a finais de Setembro, mentres que outras sinalam que haverá que agardar a finais de ano para observar progressos. Este incerto cenário parte do presuposto de que o regime de Teheran está preocupado por lograr “aceitação” ou que está, em certo modo, avergonhado pela forma em que se tem conduzido com a oposição interna. Ambos presupostos são mais que duvidosos.
Obama intentará, sem embargo, iniciar as negociações bilaterais com Iran, a pesar de que o tempo corre na sua contra segundo a agenda filtrada aos mass media. Tem dois grandes problemas que afrontar. Primeiro, Iran não vai negociar de boa fê. Não o tem feito com a União Europeia durante os seis últimos anos, e não o vai começar fazer agora. Como dixo Clinton o passado martes, Iran tem “um crescente vazio de credibilidade” devido ao seu fraude eleitoral. Segundo, dado o progresso nuclear iraniano, inclusso no caso de que se levassem a cabo as mais fortes das sanções com que Obama tem ameazado, não serão suficientes como para disuadir a Iran da fabricação de armamento e os sistemas de lanzamento, que se tem esforzado em ultimar durante os últimos 20 anos. O tempo restante é pequeno, e as sanções há muito que têm demonstrado a sua ineficázia.
Só aqueles mais teologicamente entregados à via da negociação acreditam aínda que Iran renunciará de plano ao seu programa nuclear. Desgraçadamente, a Administração Obama tem um “Plano B”, que permitiria a Iran gozar dum programa de energia nuclear para usos civis ”pacíficos”, de estar disposta a “renunciar” publicamente ao objectivo do arsenal nuclear. Obama definiria tamanhe acordo como um “éxito”, embora na prática diferiria em pouco do que Iran já está fazendo e dizendo actualmente. Um programa “pacífico” de enriquecimento de urânio, reactores “pacíficos” como o de Bushehr e projectos “pacíficos” como de construcção de uma planta de água pesada que está em marcha na localidade de Arak, deixam a Iran com uma capazidade de manobra intacta para produzir armas atómicas em quanto o desejem. E qualquer que acredite que o Corpo da Garda Revolucionária abandoará os programas de armamento e mísseis balísticos, seguro que também é capaz de acreditar que nas eleições do 12 de Junho não houvo fraude.
Em ressumo, os fraudulentos comícios e as suas tumultuosas seqüelas tem deixado ao descoberto dramaticamente os erros estratégicos e tácticos do plano de jogo de Obama. Com um câmbio de régime descartado para o próximo crítico período do programa nuclear iraniano, a decisão israeli de utilizar a forza é mais apremiante e está mais que justificada. Dado que pouco há que a diplomácia poida fazer no estreito marge de tempo que baralhamos, carece de sentido agardar por umas negociações que chegarão fóra de prazo. De facto, dada a evidência do que Obama considera um “éxito”, qualquer processo de negociação só representa uma trampa perigosíssima para Israel.
Aqueles que se opõem a que Iran tenha armas nucleares só têm a opção de utilizar a forza militar contra as instalações nucleares. Simultaneamente, os recentes acontecimentos em Iran fazilitariam uma campanha pública de despregue diplomático que fosse encaminhada a explicar aos iranianos que um ataque dessas características iria dirigido contra o régime, e não contra o povo iraniano -algo que sempre tem sido assim, mas no que cumpre pôr ênfase nas actuais circunstâncias, agora que a brecha entre a revolução islamista de 1979 e a cidadania iraniana é maior que nunca. Uma acção militar contra o programa nuclear iraniano, com o objectivo acrescentado de derrubar o régime, poderia ser levado a cabo conjuntamente com a oposição interna consistentemente.
Não sendo assim, preparemo-nos para uma Iran com armamento nuclear, que alguns –incluídos os conselheiros de Obama- seguem acreditando que pode ser detido ou disuadido pelas boas. Essa é uma hipótese que não meresce a pena comprovar no terreno dos factos. O custe do estarmos equivocados seria fatal.
JOHN BOLTON
Etiquetas: Iran
OBAMA, HONDURAS, IRAN E OS INIMIGOS DA LIBERDADE
0 comentarios Publicado por SIMON BAR KOCHBA en 1:04 da manhãDepois de muito instado, (sabe-se até que Hillary Clinton manifestou descontentamento pelo silêncio), Obama parece ter percebido que teria de dizer qualquer coisa sobre a farsa das eleições no Irão, e veio finalmente a público manifestar compreensão pelos manifestantes que buscam “justiça”. Liberdade, pediram os manifestantes.
Justiça, ouviu Obama, e esta deficiência auditiva é um autêntico tratado sobre a ideologia que delineia a cosmovisão do Escolhido.
Mas, prestado tributo às conveniências, não perdeu tempo a mandar os seus assessores dizer aos media que o que se passa no Irão não terá influência nas suas políticas.
Como Susan Rice disse, “A legitimidade das eleições depende dos olhos de quem as vê. Mas isso não é factor que influencie a nossa relação com o Irão”.
Fica portanto claro que o facto de o regime ser ou não legítimo, importa um corno ao Escolhido, que não se desviará um milímetro da sua missão sagrada de apaziguar os mullahs, por muito que os factos o interpelem. As ideologias são assim…não há factos que as ponham em causa. Nem sequer o facto de o "Supremo Líder" ter vindo a público novamente com a habitual cornucópia de hate speech contra o Grande Satã e os infiéis.
Há 30 anos, Dhimmi Carter sabujou-se aos mullahs , colocando-se ao lado deles contra um aliado, prejudicando os interesses americanos e produzindo o pesadelo que ainda hoje ensombra a região.
Obama segue-lhe as pisadas. O curioso é que o faz em nome do “realismo”. E é esse pretenso “realismo” que o leva a ignorar a realidade e a recusar que ela seja levada em conta nas opções. E o Escolhido está tão convencido que apaziguar Amadinejad e Khamenei é a escolha certa, que jamais deixará a realidade meter-se de permeio.
Um claro sintoma de dissonância cognitiva, fenómeno psicológico que levou à derrota de Napoleão em Waterloo, ao recusar a informação de que vinham aí os prussianos, porque ela mexia com o seu plano.
O que está já a tornar-se evidente é que a necessidade de apaziguar os inimigos declarados da América, parece ser mais importante que manter os aliados e far-se-á mesmo à custa destes. Exactamente o que aconteceu com Dhimmi Carter, com os resultados que se conhecem.
Aconteceu com Israel e está a acontecer com as Honduras.
O que se passou nas Honduras foi, no fim de contas, a deposição constitucional de um Presidente que estava a agir declaradamente contra a Constituição do país, aconselhado pelo Richelieu comunista que assessorou Chavez, Evo, Ortega e Correa. Passou-se ali o que se passaria em Portugal ou noutro qualquer Estado de Direito, caso o Presidente se estivesse nas tintas para a Constituição, para os Tribunais e para o Parlamento.
O que fez, sem demora, o Escolhido? Colocou-se ao lado de mais um títere de Chavez, contra as forças democráticas que se levantaram contra ele. E desta vez não tergiversou, nem precisou de ser instado, como no caso do Irão.
A democracia deixou de interessar a esta Administração “Carter 2”. Na verdade a palavra “democracia” já há meses que não faz parte do léxico americano no que toca às relações com a América Latina. Em vez de “democracia” e “liberdade”, Obama derrama-se em conversa poética sobre “justiça social”.
Toda uma ideologia contrária à liberdade, como escreveu Isaiah Berlin em “Freedom and its Betrayal: Six Enemies of Human Liberty”.
O resultado?
A Coreia do Norte está cada vez mais desafiante, o Irão redobra a retórica agressiva e acelera a corrida ao nuclear, o genocídio no Sudão continua no caminho do sucesso, e até Chavez já faz ameaças de invasão militar.
tá a tornar-se cada vez mais claro que o que faz andar Obama é a ideologia do “Blame America First”, o que não é de estranhar, dado o ambiente ideológico que o alimentou durante anos. Só assim pode acreditar que é do interesse americano apaziguar os ditadores de esquerda radical que estão a afundar a América Latina.
Dhimmi Carter também agiu assim e no princípio estava muito bem visto. Mas não há ideologia que consiga, por muito tempo, enganar muita gente, e é por isso que Dhimmi Carter é considerado o pior presidente da História americana e deu no tonto senil que agora passeia pelo mundo a imagem do seu próprio ridículo.
Mas está, pela primeira vez, a enfrentar dura concorrência.
Fonte: O triunfo dos porcos
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IMPIDAMOS UN MAR DE SANGRE EN HONDURAS
0 comentarios Publicado por SIMON BAR KOCHBA en 12:06 da manhãEl embajador norteamericano en Honduras, Hugo Llorens, un diplomático extremadamente competente, intentó con toda seriedad que el Congreso no destituyera al presidente Manuel Zelaya. Cuando se le agotaron los argumentos y las presiones, hizo algo que lo enaltece ante lo que parecía inevitable: protegió en su residencia al hijo del gobernante para salvarlo de cualquier desenlace violento.
Afortunadamente, la expulsión de Zelaya de la presidencia y del país ocurrió de manera incruenta. No fue exactamente un golpe militar: el ejército obedeció las órdenes de la Corte Suprema ante las continuadas violaciones de la ley de un gobernante empeñado en hacerse reelegir, aunque violara la Constitución, y en arrastrar al país al campo chavista del "socialismo el siglo XXI" contra la voluntad de sus compatriotas.
No obstante, parece que todavía hay algo peor que el deprimente espectáculo de un presidente libremente electo que es forzado a abandonar el país a punta de fusil: tratar de imponer su regreso por la fuerza. Si Zelaya pone un pie en el país lo van a detener y acusar de diecisiete delitos diferentes que probablemente ha cometido. Lo van a encarcelar y va a ser muy embarazoso para quienes, irresponsablemente, decidan acompañarlo en esa loca aventura.
Esto es gravísimo. Esa situación, agitada por Hugo Chávez y por Daniel Ortega, que ya hablan de invasiones y de recurrir a la fuerza, puede desencadenar un baño de sangre en el país y destruiría la débil institucionalidad política trabajosamente lograda desde hace tres décadas, cuando terminó, felizmente, la época de las dictaduras militares. Lo ha dicho Peter Hakim, presidente del Diálogo Interamericano, sin abandonar su condena enérgica a la forma en que fue destituido: "Zelaya está peleando contra todas las instituciones de el país. No está de ninguna manera en buenas condiciones para gobernar ".
Y es cierto. Según el encuestador mexicano Mitofsky, en una investigación llevada a cabo en abril, el gobernante más impopular de América Latina era Manuel Zelaya. Sólo el 25% del país lo respaldaba, mientras otra encuesta diferente revelaba que el 67% jamás votaría otra vez por él. ¿Por qué? Porque los hondureños le achacaban una profunda corrupción, le suponían vínculos con el narcotráfico, especialmente el proveniente de Venezuela, como revela el ex embajador norteamericano ante la OEA Roger Noriega en un documentado artículo publicado en su blog, y porque la violencia y la pobreza, los dos grandes flagelos que castigan al país, han aumentado dramáticamente durante sus tres años de gobierno.
Sencillamente, la inmensa mayoría del país, sin exceptuar a los sectores más populares, los dos grandes partidos políticos (incluido el del propio Zelaya), las iglesias cristianas, los otros estamentos del Estado y las fuerzas armadas no lo quieren como presidente, aunque todos concordaban en que debía terminar su mandato y dejar el poder en enero de 2010. Sin embargo, no estaban de acuerdo en que vulnerara las leyes para tratar de perpetuarse en la presidencia, como ha hecho Hugo Chávez y tratan de hacer Daniel Ortega, Evo Morales y, probablemente, Rafael Correa. Los hondureños, sin la menor duda, no quieren seguir el camino del caudillismo colectivista y antioccidental, aliado a Irán, Cuba y a Corea del Norte, que preconiza Hugo Chávez.
¿Qué hacer en estas circunstancias? Lo peor, insisto, es recurrir a la fuerza contra la voluntad del propio pueblo. El gobierno del presidente interino Roberto Micheletti ya está llamando a los reservistas y el ejército se prepara para defender la soberanía nacional. Se calienta el discurso nacionalista y empieza a forjarse entre los ciudadanos una mentalidad de "defensa de la patria" frente a los enemigos exteriores. La inmensa mayoría piensa que en el extranjero, hábilmente impulsados por los chavistas, se está preparando una agresión, en la que inexplicablemente esta vez están implicados los norteamericanos del lado de los enemigos de la democracia y el respeto a la ley. Si estalla el conflicto, uno de los países más pobres de América sufrirá la sangría que ya padecieron Guatemala, El Salvador y Nicaragua durante la Guerra fría.
Sin embargo, hay una solución satisfactoria al alcance de casi todos: adelantar las elecciones generales previstas para noviembre. Ya existen los candidatos, libremente elegidos en primarias abiertas, y ambos gozan de mucha popularidad. ¿Para qué precipitar irresponsablemente a esa sociedad en un torbellino de violencia? Una vez seleccionado el nuevo gobierno, provisto de la legitimidad que genera un proceso democrático, los hondureños podrán dejar en el pasado este lamentable episodio. Eso es lo mejor para casi todas las partes en conflicto. Mel Zelaya habría perdido la partida, pero los hondureños no pagarían con su sangre el precio de los errores y las violaciones de la ley de un mal gobernante.
CARLOS ALBERTO MONTANER
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ISRAEL CONTRA O GOLPE COMUNISTA EM HONDURAS
0 comentarios Publicado por SIMON BAR KOCHBA en 11:45 da tarde
Posicionando-se valentemente contra a opinião das ditaduras comunistas representadas por Chávez, Castro, Evo e Ortega, e do posicionamento partidário do golpismo de esquerdas da Organização árabe das Nações Unidas, Obama (que nem sequer sabe onde figura Honduras num mapa múndi), e "Felipe" Rodríguez Zapatero, as embaixadas de Taiwan e Israel vêm de explicitar o seu apoio ao legítimo Governo constitucional encabezado por Roberto Micheletti em Honduras, depois que o Parlamento destituíra ao golpista Zelaya.
Basta com contemplar a nómina de sátrapas que apoiam ao narcopresidente Zelaya, para saber de que lado está o sentido comum neste lamentável contencioso.
Um motivo mais de orgulho para quantos defendemos o Estado de Israel.
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¿Desde cuándo una destitución ordenada por la Suprema Corte de Justicia de un país contra un mandatario es golpe de estado? ¿O acaso es golpe de estado cualquier acción que se tome para poner un límite al expansionismo de la ideología chavista en América Latina? ¿Por qué se critica tanto a los países que han elegido lideres alejados de la izquierda como Italia o Israel, pero se les permite a los caudillos caribeños hacer y deshacer países a su antojo?
El presidente que asumió tras el golpe militar, Roberto Micheletti, líder de parlamento y quien debía asumir según la constitución del país, cuestionó con dureza al jefe del régimen bolivariano, Hugo Chávez Frías, por su intervención en los asuntos internos de Honduras, que derivó en la salida del gobierno de Manuel Zelaya.
“No podemos permitir ninguna injerencia extranjera. El intervencionismo de Chávez en la situación política que está viviendo Honduras ha quedado muy claro”, aseguró el mandatario en ejercicio, en declaraciones a la prensa internacional. “Tenemos pruebas de las avionetas venezolanas que han ido ingresando en el país durante el mandato del ex presidente, y la última fue el material para realizar la votación (la consulta popular para reformar la Constitución) que envió el presidente venezolano para realizar un acto que la Justicia había declarado ilegal”, declaró Micheletti. La posición de Micheletti tuvo inesperados respaldos, desde el gobierno de Israel y el de Taiwán hasta una editorial del diario The Wal Street Journal, en la que se advierte que el presidente norteamericano Barack Obama podría terminar convalidando la intervención chavista en Centroamérica. Según el diario, Barack Obama no debería permitir una victoria del “chavismo” en Honduras y debería tomar en cuenta que la destitución del mandatario Manuel Zelaya se hizo por orden de la Corte Suprema y respetando las instituciones, afirmó el miércoles The Wall Street Journal. Zelaya estaba tramando perpetuarse en el poder, denunció The Journal en un editorial. Añade que el mandatario hondureño contaba con ayuda del presidente venezolano Hugo Chávez para reformar la constitución a fin de postularse a la reelección y cumplir su objetivo tal como lo hizo el mismo Chávez. “Los eventos de Honduras deben interpretarse a la luz de la década del chavismo en Latinoamérica”, dice el editorial. Además, agrega que HUSSEIN Obama “parece ansioso por entrometerse en Honduras de una manera en que consideró contraproducente en Irán aun cuando el fraude electoral en Irán fue una subversión de la democracia más contundente que lo ocurrido en Honduras”.
Lo que hará la presidenta Cristina Fernández de Kirchner junto con otros payasos de la zona de ir a “asegurarse” que Zelaya reasuma en su cargo será un error más de política exterior de la ya depreciada presidenta, un error más y uno de los más garrafales en su triste historia de intervenciones en el extranjero. El problema de Honduras es un problema que debe ser resuelto por las instituciones hondureñas, no es un problema argentino, ni chileno, ni uruguayo, ni boliviano, ni brasileño ni ecuatoriano. La injerencia de cualquier otro país en los asuntos de Honduras implicaría una violación a su soberanía y un peligrosísimo precedente, téngalo en cuenta, señores y señoras presidentes de América Latina, en cuanto a los gobiernos de El Andaluz, la Republica Islámica de Francia y el Emirato Unido de Gran Bretaña, bien harían en resolver su tremendos problemas internos antes de inmiscuirse en lo que pasa en Honduras, ya suficiente injerencia se les permite tener en Israel, donde hasta la absurda canciller alemana Angela Merkel dijo que había que encontrar una solución terminal al tema de los asentamientos. ¿Otra solución final Canciller Merkel? ¿Ya perdieron varias guerras, desean perder otra?
“Haré responsables a Cristina Kirchner y a Correa de lo que pase en el país”, afirmó Micheletti en una entrevista al diario argentino “La Nación”. Ambos jefes de Estado integrarán la comitiva que acompañará a Zelaya de regreso a Honduras el próximo fin de semana, cuando se cumplan las 72 horas de plazo que otorgó la Organización de Estados Americanos (OEA) para la restitución en el poder del mandatario destituido. La intención de Zelaya de volver al país acompañado “supone una gran equivocación por la incertidumbre que se puede generar en el país”, advirtió Micheletti.
“Si se desata la violencia en el caso de que vuelva Zelaya, yo voy a estar preocupado por los presidentes que puedan venir”, agregó el presidente designado. “Yo pienso que la decisión del gobierno de Cristina Kirchner de acompañar al ex presidente podría causar algún problema en el país, y la responsable sería ella y los demás presidentes que vengan con Zelaya”, remarcó Micheletti a “La Nación”.
Fonte: Ianus y Seker se encontraron
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Um residente de Jerusalém Leste, que como é habitual neles estava zascandileando, castigou aos seus filhos por interromper a sua sesta, pondo-lhe as mãos um rato no fogo.
O árabe foi arrestado.
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“Não acredito na existência duma nação palestiniana. Existe uma nação árabe. Não existe uma nação palestiniana. Isso é um invento colonial. Desde quando estavam ali os palestinianos? Acredito que só existe a nação árabe. Até finais do século XIX, Palestina era a zona sur da Grande Síria”.
Se eu tivesse dito isso, teria sido tachado, sem dúvida, de nacionalista judeu, razista e, o pior de tudo, fóra da realidade. Porém, fixade-vos bem, estas palavras foram pronunciadas pelo antigo membro da Knesset o Dr. Azmi Bishara [dirigente do partido árabe-israeli Balad], numa entrevista com Yaron London há vários anos. Bishara é um dirigente dos cidadãos árabe-israelis que se identifica abertamente com os nossos inimigos, e que foi obrigado a abandoar Israel baixo suspeitas de ajudar a Hezbolá em tempo de guerra.
Quando Binyamin Netanyahu pronunciou o seu discurso de Bar-Ilan, poderia ter utilizado essas palavras. Teria podido quebrar a máscara de decepção que tem recoberto a terrível mentira histórica que se tem ido incrustando nos nossos corações como se tivesse sido gravada nas Táboas da Lei entregadas no Sinai. O de “Dois Estados para duas nações” tem-se convertido num dogma sagrado e qualquer que questione a sua validez é tachado de blasfemo.
Mas inclusso se assumimos que Netanyahu o que pretendia era falar em termos aceitáveis para Europa e os EEUU, mais que emprender uma desputa que considera perdida de antemão, teria sido melhor que evitasse enganar aos seus ouvintes com esse subterfúgio do “Estado desmilitarizado”.
Quando escuitei o discurso, a minha reacção inicial foi exclamar: “Não existe esse tipo de animal”. Por suposto, não me refiro a nano-Estados como o Vaticano ou Andorra, que têm escolhido livremente não se dotar dum exército. Não existe nenhum Estado no mundo que se defina como “Estado desmilitarizado”. E, não contento com o enganoso sintagma, Netanyahu avondou dizendo que esse “Estado” não teria mísseis, nem aviões, nem capazidade para asinar tratados.
Quanto mais escuitava e tratava de convencer-me de que nunca tem existido um Estado tal, foi um dos meus amigos e dixo-me que sim que existira um.
“Proibirá-se a Alemanha manter ou construir fortificações… neste território (Rhin occidental) …Alemanha terá proibido manter um exército…o exército alemão não constará de mais de sete divisões de infanteria…Fica proibido a Alemanha importar ou exportar tanques ou qualquer outro tipo de material militar pesado…As forças navais alemãs estarão limitadas e não incluirão submarinhos. As forças armadas de Alemanha carecerão de forças aéreas…No terreno político, Alemanha não poderá estabelecer tratado algum com Áustria”.
Isto foi escrito e rubricado no Tratado de Versalles. O Tratado foi asinado o 28 de Junho de 1919, como parte da Conferência de Paz de Paris que se celebrou tras a 1ª Guerra Mundial. Essencialmente, Alemanha passava a ser um Estado desmilitarizado e seriamente limitado desde uma perspectiva política.
Que se passou depois? Evitou o estátus de Estado “desmilitarizado” a 2ª Guerra Mundial e, ainda pior, a destrucção da judearia europeia?
Em 1922, um acordo entre Rússia e Alemanha foi asinado na cidade italiana de Rapallo.
O tratado estabeleceu-se à luz dos termos do Tratado de Versalles, mas a conferência que dou pê a ele foi secreta. E ali, a Rússia sociética e Alemanha acordaram o estabelecimento de fábricas conjuntas de armamento, gas velenhoso e munição. Os oficiais do exército alemão foram enviados a Rússia para serem formados na utilização de armas que foram proibidas
Quando escuito falar da extendida actividade dos judeus no entorno de Obama e das posturas ánti-israelis que estám adoptando, e do enfado da extrema esquerda israeli com o discurso de Netanyahu –por não ter exprimido a vontade de consentir no retorno dos refugiados árabes, a entrega de Jerusalém e o desmantelamento dos assentamentos, como pre-pago para poder negociar com os inimigos de Israel- lembro novamente o tratado de Rapallo. Foi o ministro de AAEE alemão, o judeu Walther Rathenau, quem maquinou o acordo que anos depois propiciaria à Alemanha názi a sua potente máquina de guerra. E foi Erhard Milch, filho de pai judeu, quem subverteu o Tratado de Versalles e, baixo o disfraz de companhias aeronáuticas civis e clubes de voo, estabeleceu Lufthansa –que durante a guerra se passou a chamar Lufftwaffe-, a força aérea alemã que em questão de semanas invadiu Polônia e França e arrasou Londres com os seus blitzs. O povo judeu pode confiar em que, se algum dia se chega a constituir um “Estado palestiniano demilitarizado”, alguns dos seus mais retorzidos filhos encarregarão-se de dotá-lo de armas.
A lição que devemos ter em conta é que nenhum poder político pode evitar que um Estado soberano faga o que queira fazer. Netanyahu sabe que se algum dia, D’us não o queira, se estabelece um Estado palestiniano, Israel não lhe poderá declarar a guerra se este asina, ponhamos por caso, um acordo de cooperação turístico com Chipre ou um tratado de intercâmbio de tecnologia com Iran. Se as tuberias são fabricadas em Tulkarm, Israel não se atreverá a iniciar uma guerra que a olhos da comunidade internacional justificaria que as tuberias de aceiro se reconvertessem em lanzadeiras de mísseis Kassam. Dado que ninguém mais que a própria Israel poderia preservar a desmilitarização, Netanyahu está enganando ao povo de Israel e prometendo algo que sabe que é impossível de ser levado a cabo.
Mas tudo o acima sinalado não é o mais importante. O fundamental é que Netanyahu tem reconhecido o direito dos árabes a estabelecer um Estado soberano no nosso fogar pátrio. Nenhuma das suas condições e reservas pode ocultar tamanhe abominação. Quem quer que reconheça o direito do seu inimigo a estabelecer um Estado dentro do seu território nacional tem renunciado a qualquer princípio, e o único que lhe resta é regatear sobre o prezo. Quem quer que tenha renegado da sua religião e cambiado de fê não pode exigir a observância dos mandamentos do que já não é a sua fê. Quem quer que renuncie ao seu património não tem já base na que se apoiar para continuar construíndo a sua nação.
ARYEH ELDAD
2 Tammuz 5769 / 24 Junho 2009
ISRAEL NÃO FOI CONVIDADA AO SEU PRÓPRIO FUNERAL
0 comentarios Publicado por SIMON BAR KOCHBA en 1:00 da tardeO G-8 exigiu que Israel congele o “crescimento natural” dos assentamentos. Os países árabes foram convidados ao encontro. Israel não.
E mirade quem fala: os EEUU, edificados sobre as terra ocupadas dos assassinados nativos americanos. Rússia, que tem sequestradas as Ilhas Kuril. A Alemanha post-názi. França, que massacrou milhões de pessoas em Algéria e Indochina. Japão, que é incapaz e sinalar onde está Palestina num mapa. E a Grande Bretanha, que manteve um sanguinário conflito em Irlanda do Norte durante décadas em vez de admitir a sua independência.
Os Profetas disseram que a nossa salvação chegaria quando todas as nações se volvessem contra Israel. Nesta era de globalização, por fim, semelha que essa possibilidade será possível.
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O AUTÊNTICO INIMIGO DOS PALESTINIANOS SÃO OS OUTROS ÁRABES
0 comentarios Publicado por SIMON BAR KOCHBA en 10:00 da manhãOs árabes, mais que os judeus, têm demonstrado ser o maior obstáculo para a criação duma entidade estatal palestiniana.
Jordânia sempre teve no seu ponto de mira a anexão do West Bank, Egipto queria o Negev, Líbano tinha interesses em Galilea, e Síria quere-o tudo. Ningum de eles se preocupou jamais pelos árabes palestinianos. Jordânia, na sua procura de anexar o West Bank, inclusso chegou a proibir a palabra “palestiniano”. Mais adiante, os exércitos jordano (Setembro Negro), o sírio (em 1976) e o libanês (1973) combateram contra os “irmãos” árabes da OLP. Não tem havido nunca nem uma proposta de cooperação entre a Liga Árabe e o alto comitê dos árabes palestinianos: Síria esteve a ponto de invadir Jordânia nos anos 60, ostensivelmente para salvar a OLP de ser massacrada pelos desencantados jordanos, e actualmente mantém a pretensão de anexionar-se uma parte do reino hachemita. De modo semelhante, no Líbano; mas ali, Síria lutou contra a OLP até que logrou exilar a Arafat a Damasco. Egipto tem utilizado de sempre Gaza como um vertedeiro onde recluir aos seus próprios radicais, e tem derivado as actividades da Irmandade Muçulmã face Gaza. Jordânia utilizou à OLP para desestabilizar o West Bank, na esperança de assim poder anexioná-lo. Quando comprenderam que a anexão era impossível, Jordânia optou pelo discurso da confederação com o futuro Estado dos palestinianos no West Bank (o último acordo ness sentido assinaram-no em 1985. Os cristãos e os muçulmãos libaneses só têm sido felizes quando se têm adicado a fazer carnezarias com os problemáticos palestinianos: só a massacre do campo de refugiados de Tel al Zaatar deixou uma cifra de arredor de 3.000 palestinianos mortos (seis vezes o número da publicitada massacre de Sabra e Shatila).
Nenhum país tem brindado um apoio sincero à OLP. Nasser fixo-o só durante uns poucos anos, ao igual que Jordânia. Kuwait hospedou às organizações da OLP e incrementou os impostos num 5 % para sustentar a OLP até a sua guerra com Irak. Os russos têm ajudado intermitentemente à OLP, mas cada vez em menor medida, sobretudo desde que a OLP, em conivência com Israel, esmagaram a Fronte Nacional Palestiniana –uma franquícia na órbita comunista.
Os próprios palestinianos nunca se têm tomado em sério o de converter-se numa entidade estatal: só de 4.000 a 12.000 de eles foram quem de tomar as armas contra os judeus na Guerra da Independência de Israel. Outros árabes não se tomaram em sério o dos “palestinianos” até finais dos anos setenta, quando o acordo de paz egípcio-israeli rematou com as expectativas para uma boa temporada de um conflito a grande escala entre Israel e os países árabes. A teima de lograr um Estado para os palestinianos só se manteve em pé, a partir de então, com o pretexto de dificultar a normalização das relações com Israel, e com o teatro de operações militares circunscrito ao interior do Estado judeu. Outros países árabes figeram prominente a causa palestiniana, uma vez que o tratado de paz de Camp David com Egipto fazia impossível a guerra directa contra Israel; as guerrilhas palestinianas tomaram o relevo do exército egípcio no posto de avangarda das forças árabes contra Israel. A própria palavra “palestiniana”, para denotar uma “nação” fixo-se comum a partir desse momento. Os árabes permanentemente adicaram-se a inflamar os ânimos dos palestinianos com falsas expectativas, e trataram de disuadir por todos os meios aos dirigentes palestinianos de alcançar um acordo com Israel.
Os árabe-israelis não se têm rebelado em nenhuma das guerras entre Israel e os árabes do estrangeiro. Dispersos ao longo do país, uma revolta árabe teria complicado consideravelmente os esforços militares israelis. A mais singela explicação –que tinham medo- não satisfaz a absoluta ausência de actividades de sabotagem ou hostis: cabe supôr que, quando menos, alguns não teriam medo a uma possível represália israeli. Também não foram leais com os árabes. Mais bem, têm tendido a não se associar com os árabes invasores –que sempre foram mais hostis e brutais com os palestinianos que a própria Israel. Assim, recentemente, durante a guerra de 2006, os árabe-israelis não prestaram ajuda a Hezbolá, inclusso a pesar de que não corriam perigo de serem expulsados: esses mesmos árabes são os que se revoltam em Israel nos tempos de paz. Aplaudiram os mísseis que caiam sobre Haifa, mas isso é tudo. Os palestinianos não sintem apego face Israel; mas também não face os demais árabes. As enquisas indicam que a identificação panárabe aumenta cada vez que se produze um ataque terrorista em Israel. Mas isso é atribuível à tendência humana de identificar-nos com “o inimigo do meu inimigo”.
Os palestinianos de Israel estám no fundo satisfeitos com o nominal império judeu, ao igual que estám satisfeitos sob o império jordano. Mas há uma diferência. Os jordanos, manu militari, perseguem a assimilação dos residentes no West Bank, mentres que a política israeli face os árabes tem-se desprazado do isolamento inicial ao multiculturalismo e o agir afirmativo. Os palestinianos não se passariam da raia de estarem submetidos a mão dura –como lhes sucedeu no mandato otomano ou em Jordânia. Mas a política israeli –que proporciona a estes árabes a esperança de uma entidade nacional- é uma bomba de relojaria.
A massiva ajuda internacional faz que a vida dos palestinianos seja tolerável e, portanto, não faz senão perpetuar o conflito. Se a situação fosse insustentável para os acomodatícios árabe-palestinianos, há tempo que teriam aceitado as propostas do Estado de Israel.
OBADIAH SHOHER
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[Pelo seu interesse actual, reproduzimos esta coluna de Ann Coulter do ano 2006]
Soubem que os sucessos no Meio Leste [refere-se à 2ª Guerra do Líbano] eram importantes quando o The New York Times adicou-lhes quase tanto espaço como ao veredito dum tribunal de New York há um par de semanas no que rechazava o matrimônio homosexual.
Alguns têm argumentado que a resposta de Isral é desproporcionada, o que, na realidade, é correcto: não foi o suficientemente forte nem de longe. Sei-no porque aínda ficam zonas no sul do Líbano que não têm sido arrasadas.
A maior parte dos norteamericanos têm estado pegados às pantalhas dos seus televissores, assombrados ante a demonstração de poder de Israel perguntando-s: “Vaia, e nós por qu não podemos fazer isso?”.
O presidente do Comitê Nacional Demócrata, Howard Dean, afirma que “o que se está a passar no Meio Leste não estaria sucedendo se os democratas estivessem no poder”. Certo. Se os democratas estivessem no cárrego, as nossas cidades estariam caminho de estar em ruínas e o Estado de Israel de ser borrado do mapa.
Mas, segundo Dean, os democratas “teriam a autoridade moral que teve Bill Clinton” –não, em sério, sigam lendo- “quando reunia a israelis e palestinianos”. Clinton, certamente, obteve a Paz do Nosso Tempo com esse acordo –sendo “o Nosso Tempo” uma referência à emissão televissiva de cinco minutos na que o anunciou. Yasser Arafat retractou-se imediatamente de todas as suas promesas e iniciou a 2ª Intifada.
O facto de que Israel seja quem de lanzar um ataque contra Hezbolá sem provocar imediatamente uma conflagração internacional no Meio Leste é prova do que tem logrado Bush. Tem começado a conformar um bloco moderado de líderes árabes que, aparentemente, não estám dispostosa converter-se no próximo Saddam Hussein. Não se tem produzido uma quebra da Bolsa, amosando que os mercados têm confiança em que Israel tratará apropriadamente o problema e que não se expandirá até converter-se na Terceira Guerra Mundial.
Mas os progressistas nunca podem abandoar a ideia de que devemos aplacar às bestas selvagens apaciguando-as, já estejamos tratando com assassinos como Willie Horton [nota: famoso assassino em série de finais dos anos 80, que protagonizara uma matanza tras acolher-se a um programa de permisos] ou com terroristas islâmicos. Depois a besta come-te. E é que só há duas opções com os selvagens: lutar ou saír fogindo. Os democratas sempre querem saír fogindo, mas disfarçando-o com lemas ocos como “diplomácia”, “implicação”, “implicação multilateral”, “contenção” ou “acudamos à ONU”. Suponho que pensam: “Eh, o apaciguamento funcionou muito bem com…uh…agarde, esta sei-na,…ummm…tenho-o na ponta da língua”.
Aos democratas gosta-lhes falar, mas nunca os acharás lutando. Sempre existe uma escura objecção a plantejar em cada circunstância particular. Mas, nalguma guerra futura vam ser intrépidos! Simplesmente uma é incapaz de imaginar qual vai ser essa guerra. Os democratas nunca têm encontrado uma guerra da que não poidam fogir.
No programa “Encontro com a imprensa” do mes passado, ao senador [actual vicepresdente] Joe Biden perguntaram-lhe se apoiaria uma acção militar contra Iran se os iranianos chegassem a “apretar o acelerador com o desenvolvimento do seu programa nuclear”. Não, por suposto que não. Não há, dizia Biden, “ameaça iminente ensse ponto”.
Segundo os democratas, não podemos atacar a Iran até que tenham asinado uma declaração jurada afirmando que têm armamento nuclear; mas também não podemos atacar a Corea do Norte –porque pode que já disponha de armas nucleares. O patrão a seguir é: “Não ataques a ninguém por motivo nenhum, nunca. Nunca”.
Os democratas estám irritados porque Corea do Norte tem mísseis nucleares, com Howard Dean dizendo que os democratas são mais firmes que os republicanos em matéria de defesa porque, desde que Bush é Presidente, Corea do Norte “tem quadriplicado o seu arsenal de armamento nuclear”. Não era muito dificil. Clinton concedeu aos norcoreanos 4.000 milhões de $ para construir reactores nucleares a câmbio de vagas promesas de não utilizar esses reactores para construir bombas. Mas, extranamente, paraa lémd esse trunfo da “diplomacia”, os selvagens não responderam portando-se bem. No seu lugar, pugeram-se a trabalhar imediata e febrilmente na construcção de armas nucleares!
Mas essa é outra ameaza que os democratas não consideram que esteja madura para a acção índa. “Em “Encontro com a imprensa”, o passado domingo, o senador Biden despreçava à ligeira aos norcoreanos dizendo que “o seu Governo é como um escolar de oitavo grau que quere chamar a atenção com um petardo” e que “nem sequer os chicos de Inteligência diezem que seja seguro que possuam armas nucleares”.
Essa é a prova? Necessitamos ter a absoluta certeza de que os norcoreanos têm uma bomba nuclear capaz de golpear California –com Kim Jong Il jurando solenemente bombardear os EEUU (e dando realmente a sua palabra esta vez) antes de que nós…que? Se têm uma bomba nuclear, que fazemos então? É a guerra mundial termonuclear essa na que os democratas por fim vam estar dispostos a lutar?
Os democratas não reconhecerão a existência duma “ameaza iminente” em parte alguma do mundo até que haja um missil nuclear a 12 minutos de New York.
E então não nos poderemos dar a satisfacção de dizer-lhes: “Avisamos-vos”, porque estaremos todos mortos.
ANN COULTER
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