Era inevitable que llegáramos a ello. En algunos países con un poquito más de memoria y de vergüenza que el nuestro algunos agitadores antisemitas y odiadores profesionales de la Iglesia u otras organizaciones comunitarias habrían ido ya varias veces al banquillo de los acusados. Yo eso no se lo deseo a nadie. Pero tampoco deseo que cierta basura se publique impunemente en periódicos y revistas que se pretenden ya no serias sino mínimamente decentes. Está claro que hay derivas que una vez comenzadas y toleradas cuando no auspiciadas se convierten primero en una bola de nieve sucia y después en un alud de basura. Cuando surgen grupúsculos pequeños como los neonazis de CEDADE u otras organizaciones paracriminales de extrema izquierda o extrema derecha es muy grave y hay que levantar de inmediato la guardia. Cuando la basura publicada llega de periódicos semioficiales o habituales portavoces del poder hay que dar la voz de alarma. Y la subcultura de la descalificación bajo esta nueva generación del sectarismo izquierdista que hoy parece manejar las riendas está llegando en España a unos niveles de vómito. Aquí ya no se debate nada que no quiera el poder. Aquí se difama directamente ya al discrepante y después es éste quien tiene que demostrar que no es lo que el poder y sus palanganeros pretenden.
Dice el embajador israelí que las caricaturas antisemitas que publica el diario El País no le habrían sorprendido en un órgano neonazi. Pero no dice el embajador que esas caricaturas publicadas en un órgano neonazi hubieran tenido serias consecuencias para los responsables de la publicación en la mayoría de los países de nuestro entorno.
Dice el embajador israelí que las caricaturas antisemitas que publica el diario El País no le habrían sorprendido en un órgano neonazi. Pero no dice el embajador que esas caricaturas publicadas en un órgano neonazi hubieran tenido serias consecuencias para los responsables de la publicación en la mayoría de los países de nuestro entorno.
Pese a todas las esperanzas de los buenistas buenos, de los indolentes y de los pardillos, está claro que existe la voluntad organizada de liquidar política o socialmente al que se oponga al tsunami de mentiras cotidianas del poder. Y que te convierten en fascista o franquista en cuanto les dices que sus mentiras nada tienen que ver con la realidad. Antes eran unos cuantos sectarios perdidos por las páginas del izquierdismo más o menos civilizado. Hoy son una secta muy organizada que crea realidades paralelas desde el poder y sus aledaños. Si se rezuma tanto odio ideológico y se exhibe tanta falta de sofisticación para entender el mundo, la historia y las relaciones humanas, tarde o temprano, el poder mediocre, acosado por su incompetencias y las fatales consecuencias de la misma acaba recurriendo siempre a los mismos recursos de autodefensa. Porque el poder mediocre siempre está compuesto por malas personas y cuando se adhieren al mismo personas honestas dejan pronto de serlo si no huyen del mismo. Para distraer de la hecatombe de puestos de trabajo, la pira en la que arden la seguridad, el bienestar y la ilusión de millones de españoles, de toda España puede decirse, han surgido, procaz, el dedo acusador de un poder que no se hace responsable de nada, nunca y siempre tiene chivos expiatorios entre sus enemigos. Son los ricos o los judíos, los americanos o los fascistas que al parecer se ocultan en la oposición. El embajador israelí en España hace bien en levantar la voz, pero mientras no quiebre la indolencia en este país y se levanten las voces de la gente decente, la miseria seguirá avanzando.
HERMANN TERTSCH
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