Lo habían advertido muchos. El Conde Lambsdorff, un liberal de sólida estirpe antitotalitaria, ya había dicho que hay sitios a los que no se puede ir a juntarse con gentuza. Y que las buenas intenciones, incluso sinceras, no compensan las peores compañías. No hace falta ser un gran estadista para saber que sólo se puede ir a disfrutar con delincuentes con plena garantía del incógnito. Y aquí, en el caso que nos ocupa, no existe. No existe el incógnito, ni las putas divertidas, ni los delincuentes ingeniosos. Es decir, hay timbas a las que no se debe acudir aunque las convoque
Esta vez la astracanada se ha producido nada menos que en Ginebra -donde por cierto todos los paganos pagarán más por las camas y las dietas y las copas de los delegados participantes-. De países en los que se ahorca a los homosexuales sin que a don Pedro Zerolo le merezca una queja. Y en los que se lapida a las mujeres por una mera sospecha sin que a la retahíla de plañideras gubernamentales españolas les provoque un mero sonrojo. Son los países amigos del progresismo cañí. Aquí destruyen vida, prestigio y hacienda de cualquiera acusado por la mera palabra de quien pueda demostrar portar vagina. Allí saludan, besan, financian y jalean a quienes tratan a las mujeres como animales de carga u objetos directos de tortura. Aquí hay que volcarse a acusar a algún concejal imbécil de la oposición que piropea con grosería a alguna mujer. Pero después se baila el aurresku de la armonía con el fanático y asesino de Ahmadineyad y con él se cocina la paella de la alianza de las civilizaciones que pagamos los contribuyentes españoles para mayor gloria de una serie de políticos inanes que viven de esto. Y de tanto payaso acompañador que acaban llamándose todos Mayor Zaragoza o Al Gore.
Alemania, Holanda, Polonia e Italia y algunos otros países con gobiernos decentes, decidieron no acudir a
La tropa de sinvergüenzas que las Naciones Unidas ha reunido para hablar de lo que deberían callar no tiene nombre. Todavía busco nombres de aquellos que quieran huir de Israel, de Estados Unidos, de Francia o Alemania. Tengo una larga lista de quienes quieren huir y nunca volver a toda esa caterva de países que osan dar consejos en Ginebra.
HERMANN TERTSCH
Fonte: ABC
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